Se trataba de exigir que se diera una señal del Estado norteamericano en favor de un banco en riesgo de quiebra (en el que China tenía depositados miles de millones de dólares en Bonos del Tesoro), y entonces el mito del Estado neoliberal y subsidiario, el paradigma del Estado mínimo y que deja actuar libre y desreguladamente a los mercados, se esfumaron como una pompa de jabón.
¿Qué habría sucedido si el Estado chino, el poderoso y comunista Estado chino, hubiera quitado su respaldo a Lehman & Brothers y hubiera exigido el pago efectivo de todos esos bonos? Ese día sin duda Milton Friedman y Friedrich Hayek se dieron vueltas en sus sarcófagos y Adam Smith suspiró de nostalgia en la ultratumba.
VIDA…
Desde los tiempos prehistóricos de Adam Smith y de Thomas Hobbes, el Estado ha sido objeto de profundos análisis y de apasionadas afirmaciones ideológicas. Las teorías liberales con Montesquieu y sus seguidores ”dibujaron” una noción de Estado que suponía la creciente intervención del aparato de servicios públicos en los territorios, y el despliegue del organismo público en el ejercicio del poder y la instalación de la soberanía como atributo exclusivo y excluyente.
La simplicidad del paradigma liberal del Estado no nos debe engañar: el Estado debe dejar de hacer todo aquello que el mercado puede hacer. O, dicho en otros términos, el mercado gobierna la economía, la sociedad y la política, y en tales condiciones el Estado mínimo y subsidiario es el que mejor garantiza la omnipotencia del mercado, de la libre competencia, del equilibrio dinámico de la oferta y la demanda y de la libre iniciativa.Desde la perspectiva teórica liberal, el Estado es entonces al mismo tiempo, el garante de la seguridad y de la paz, pero debe intervenir lo menos posible en la actividad económica, toda vez que dicha actividad debe ser dejada al libre arbitrio de los individuos libres y de la “mano invisible” del mercado y de las fuerzas económicas. El período de la economía dirigida del mercantilismo, propio del siglo XVII y XVIII europeo, no fue más que un paréntesis para que los actores económicos alcancen el poder y la capacidad de proyección económica y geográfica en sus naciones y en el resto de los continentes, como resultado de las conquistas y descubrimientos marítimos y territoriales del siglo XVI.
En la lógica predominante y en la doctrina tradicional, el Estado ha sido descrito como una pesada máquina burocrática ineficiente, un lastre administrativo, jurídico y político, un ineficiente y costoso sistema complejo de burocracias instaladas como una excrecencia de la función pública.Durante tres decenios (desde la década de los ochenta del siglo pasado), el Estado de bienestar, el Estado de políticas sociales y de inversión pública en infraestructura, fue denostado y convertido en la causa de los males de la economía, de la pobreza, de las empresas y emprendedores. Durante treinta años ininterrumpidos, el Estado era el problema y la solución era el mercado: todo el mercado, todo al mercado, todo es mercado.
PASION…
A lo largo de la segunda mitad del siglo XX, las teorías liberales y neoliberales se enfrentaron a los paradigmas marxistas y social-democrátas, bajo la nocíón que el Estado constituía una burocracia que dispensa beneficios sociales a un costo que lleva a las arcas fiscales al déficit crónico.
El derrumbe de los socialismos reales de Europa a fines de los años 80, dejaron abierta la puerta para la adopción del paradigma neoliberal de un Estado mínimo, que sirve como aparato de suministro de subsidios, ayudas y beneficios provisorios, mientras el mercado se hace cargo gradualmente de la totalidad de la actividad económica, después de las privatizaciones de los servicios públicos.
Reagan, Tatcher y el Consenso de Washington, dieron impulso político e institucional a un Estado que se deshace paulatina y sistemáticamente de toda actividad productiva, y que mide la calidad de los servicios públicos segun criterios de rentabilidad, y que analiza la función pública mediante criterios de evaluación de desempeño, intrododuciendo sistemas de racionalización y externalización de los servicios y estrictas metas cuantificables a cumplir.Los resultados no tardaron en observarse: servicios públicos emprobrecidos, sin recursos, con presupuestos acotados, con personal mal pagado, mientras al lado surgían empresas, operadores y suministradores privados de los mismos servicios, pero privados.
…Y MUERTE
La crisis económica y financiera que desencadenaron las aseguradoras y corporaciones financieras occidentales, sinembargo, abrieron una brecha en el poderoso sistema estatal-financiero mundial.
El hundimiento de la economia financiera el 2008, no completamente recuperada de la anterior crisis asiática, aparece como una secuencia cíclica en la que el Estado -en su versión subsidiaria y liberal- aparece como un actor político-institucional desprovisto de capacidad de maniobra y de reacción poara enfrentar los daños sociales ocasionados por el colapso empresarial y económico. Los ciclos de cada crisis son la historia del modelo de desarrollo capitalista a lo largo de cinco siglos de historia: crecimiento/expansión, auge, colapso, depresión y recuperación. En cada uno de esos momentos del ciclo de la crisis, el Estado ha de desempeñar un rol, en tanto organo de poder político que gobierna la nación.
Pero el liberalismo triunfante de los treinta años pasados, propugnaba un Estado mínimo, subsidiario, marginal.
Las crisis son a la economía…como las privatizaciones son al Estado: un mal evitable.Así como el Muro de Berlín se vino abajo con las picas de los ciudadanos alemanes en 1989, el muro de los bancos se estremeció en 2008 con la entrada del Estado, del fisco y de las agencias públicas, para salvar el desastre en curso. Gran Bretaña dió el ejemplo, cuando el Fisco Británico salió al rescate de un banco escocés, comprando acciones e instalando directores públicos en los directorios de las financieras.
Durante treinta años ininterrumpidos, el Estado era el problema y la solución era el mercado: todo el mercado … todo al mercado … todo es mercado. Ahora queda en evidencia que el problema es el mercado y que la solución es el Estado.